A mí no me representan / Lizyloloy
El día de ayer en el marco de la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer se llevaron a cabo diferentes actividades en las cuales todas las mujeres alzaron la voz en busca de que paren ciertas situaciones que a todos como personas nos afectan en determinado momento. En diferentes lugares del Mundo, de nuestro País e incluso en Aguascalientes se realizaron marchas a manera de protesta, en las cuales entre otras cosas pedían: castigos más severos al feminicidio, que no haya una muerte o desaparición más de una mujer, legalizar el aborto, que se acabe el acoso sexual en todos los ámbitos y que haya igualdad de condiciones entre hombres y mujeres en los trabajos (mismos sueldos), etc.
En Aguascalientes todo comenzó como una marcha pacífica y digna de reconocer por el civismo con el que se venía desarrollando, respetándose en
todo momento los derechos humanos tanto de las y los manifestantes, porque también hay hombres que se manifiestan a favor de este movimiento,
así como del resto de la población que no estaba participando en la marcha y que por alguna razón podría verse perjudicado con la misma; incluso en las
redes sociales, mujeres que no habían acudido a la marcha manifestaban su acuerdo y escribieron frases como: ellas me representan, incluso yo me sentí
representada porque deseo que se acabe todo tipo de violencia, no sólo contra las mujeres si no en contra de cualquiera sin importar su género.
De repente algo pasó y esta marcha pacífica se convirtió en una manifestación desordenada, violenta, con insultos, con pintas, con daños en propiedad
privada y pública, con gente lastimada, con agresiones, no sólo en contra del gobierno sino también de otras personas que incluso eran parte del
movimiento y con personas detenidas.
Nunca estaré en contra de las manifestaciones, es un derecho humano y además es una forma de denunciar, yo soy la primera que cree que todo lo
que no es correcto se tiene que denunciar porque al final de cuentas la mayoría de las mujeres hemos sido víctimas de una agresión en cualquiera
de sus tipos (verbal o psicológica) y la única forma de erradicarla es denunciando y exigiendo castigos.
Sin embargo, estoy en contra de la represión y de la violencia, lo que pasó al final del día ya no me representa. Estoy consciente que somos pocas las
personas que tenemos una trinchera en la cual podemos quejarnos y denunciar los abusos, lo que pasó ayer fue porque esas mujeres se han
cansado de gritar y no ser escuchadas y que éste es un grito desesperado para que se tomen cartas en el asunto y se propongan políticas públicas que
den toda la protección que exigimos como mujeres.
La lucha por el reconocimiento femenino y por erradicar cualquier tipo de violencia en contra de las mujeres no ha terminado, aún falta mucho por
hacer, pero no podemos permitir que vuelva a pasar lo que pasó este ocho de marzo, nuestro grito tiene que ser respetuoso porque al final de cuentas eso es lo que estamos exigiendo y cómo podemos pedir algo que no somos capaces de dar nosotras mismas.
Debemos unirnos todas como mujeres, dejar de descalificarnos, empezar a incluir la sororidad en nuestras vidas y continuar manifestándonos para que
se acabe la violencia contra las mujeres pero de una manera pacífica, respetuosa; segura estoy que los resultados serán mejores y entonces sí podré decir que ellas sí me representan.
La opinión de: Elizabeth Loyola Gómez, Asesora Jurídica del Centenario Hospital Miguel Hidalgo, Catedrática de la Universidad Cuauhtémoc, Integrante de la Barra Mexicana de Abogados Capítulo Aguascalientes y Doctorante en Derecho por la Universidad de Durango, Campus Aguascalientes.